Ayer fue la primera vez que Sabina se quedó sola con papá.
Silvi tuvo una entrevista de trabajo en la que sabíamos de antemano que estaría al menos dos horas. Así que todo listo y preparado fuimos a ello.
Mamá se metió en la entrevista y papá se dio la vuelta a disfrutar con la beba que estaba dormida. Poco duró en el mundo de morfeo. Jugó, lloró, tomó leche de tetita en cucharita, lloró un poco bastante más y se durmió en los brazos confortables y protectores de papá. Mamá salió a la media hora de eso y habiendo pasado dos horas de la separación. Todo fue viento en popa, menos lo del trabajo*; papá y Sabina enamorados el uno del otro y mamá y Sabina disfrutándose aún un poquito más; y papá y mamá después se remojaron en la piscina de la prima y se mimaron otro poquito, viendo que todo, de a poco, se acomoda.
*la entrevista fue fenomenal, pero un requisito indispensable para este trabajo era cantar: y bueno digamos que Silvina (yo) no distingue un dó de un ré y para colmo no tiene una voz muy agraciada. Así que lo dicho. En boca cerrada no entran moscas, ni trabajos.