La Jirafa

Nueve meses, nueve fotos

un vientre
dos pechos
tres en familia
cuatro globos
cinco sonrisas
siete canciones
ocho alegrías
y nueve meses

te amamos Princesa Calabaza de las Jirafas de toda la vida

Verla

    Verla ser
ser público sonriente
que aplaude
sonríe
mima con los ojos

ser caricia en labios
que giran
en ojos que se abren
en manos que se extienden

verla ser grito de amor
de enojo
de alegría
de promesa
de sentiemiento

verla girar en sí misma
creciendo
como croqueta

verla en ella
en el espejo
verla desde otros
desde mí
desde el ahora

verla expanderse
como la palabra
como sus ta te tis
mmmms
y ahhh

Verla ser
sólo eso
verla ser ella

Las cosas que me gustan

Me gusta cuando mi papá me mira haciéndose el distraído y enchina los ojos como si fueran pedacitos de arroz.  Me gusta cuando mi mamá me tiene upa y llega mi papi y me abraza por la espalda: me gustan muchos esos abrazos porque estamos los tres juntitos, casi mezclados, casi siendo uno. 
Me gusta mucho, mucho mi tetita, y más me gusta la tetita después de un baño y un masaje con cremita como los que me da papá.  Mi mamá me los da con aceite.  Mi papá me canta suavecito y me relajo, siento cosquillas; mi mamá me canta más fuerte y me ataco de risa.  Pero más que esos baños me gustan los baños en la picina, porque me siento un delfín y me acuerdo de cuando nadaba en otros mares y que mi primito Estanis me contaba cosas locas que pasaban más allá de los océanos: me gusta mucho mi primo Estanis porque dice una palabra que me da mucha risa: lorias.  Me gusta reír, me gusta ver la cara que ponen mis papis cada que me carcajeo pero más me gusta la cara que ponen cuando levanto el culete.  Me gusta levantar el cuello alto alto (como las tortugas) porque entonces mi mamá sale corriendo por la cámara de fotos diciendo: esto lo tengo que guardar para la abuela.  Hablando de abuelas me gusta mucho mi abuelita.  Me gusta mi abuelita porque me enseñó la canción de Manuelita, mi mamá aún me la canta, pero de Manuelita ya no dice nada, habla de una tal Sabina que nació en Madrid (por cierto, ¡me encanta Madrid!) que luego pasa por París y siempre termina en Nueva York.  Y también me  gusta mucho, mucho la abueltia de mi mamá, esa abuelita (mi abuelita mayor) tejió la mantita que me cuida por las noches, lo único que no me gusta de esa abuelita es que a veces a mi mamá le encoje el corazón.
También me gusta mucho mi enfermera Inma porque siempre me dice que yo con ella no me puedo enfadar porque me va a ver crecer (¿es verdad eso, papás?) y hoy me gustó incluso más porque me regaló un colgante poblano que hace ruiditos comi tiqui-tac.  El ruidito ese suave del colgante, casi mágico es como la voz de mi bisNonna que me cantó muchas canciones mientras hacia palmas, pla-pla, pla-plá.
Me gusta mucho chupar los dedos de mis papis son, con diferencia, mucho más ricos que los míos, tienen sabores raros distintos. Me gustaría chupar también la mano de mi tío Andres, pero nunca me deja.  Me gusta mucho mi tío Andres porque desde que estaba en la tripa jugaba a esconderme de él.  Es que me gusta mucho esconderme, esconderme debajo de la cobija, esconderme en el cuello de papá, esconderme jugando a dormir, pero jugar lo que es jugar me gustó mucho jugar con Valentina, y de ella no me quiero esconder. 
Me gusta cuando mi papá me da esa cáscara naranja llena de ollitos.  Me gusta porque mi mamá siemrpe se ríe diciéndole, “si la viera el abuelo”.  Me gusta poner la mandíbula hacia fuera como el abuelo Pedro.  Y me gusta gritar cuando enchueco la boca, porque así hacía con mi tía Valeria.
Me gusta mucho cuando me soplan la tripa, me hace cosquillas hasta en los pies.  Me gustan mucho mis pies, mi mamá dice que son el orgullo de mi abuela eSe, y sonríe cuando lo dice, así que a mí me gusta mucho mi abuelita eSe porque hace sonreír a mis papás (y porque me pintaba cosas re divertidas dentro de la panza de mamá). 
Pero sobre todo, lo que más me gusta de todo, es estar fuera de la tripita de mamá, así puedo sentir el olor de la canela, así puedo escuchar la voz de los que quiero y tirarles mis brazos, así puedo sentir los bigotes de mi abuelo en el cuello y así puedo aferrarme a los pelos de mi tía Yate mientras duerme.  Me gusta estar fuera, sentir el viento, el agua, los mimos, y lo que más  me gusta es esto de ir creciendo, y estar cada vez más llena llenita de amor.

Las primeras dos horas

Ayer fue la primera vez que Sabina se quedó sola con papá.
Silvi tuvo una entrevista de trabajo en la que sabíamos de antemano que estaría al menos dos horas.  Así que todo listo y preparado fuimos a ello.
Mamá se metió en la entrevista y papá se dio la vuelta a disfrutar con la beba que estaba dormida. Poco duró en el mundo de morfeo.  Jugó, lloró, tomó leche de tetita en cucharita, lloró un poco bastante más y se durmió en los brazos confortables y protectores de papá.  Mamá salió a la media hora de eso y habiendo pasado dos horas de la separación.  Todo fue viento en popa, menos lo del trabajo*; papá y Sabina enamorados el uno del otro y mamá y Sabina disfrutándose aún un poquito más; y papá y mamá después se remojaron en la piscina de la prima y se mimaron otro poquito, viendo que todo, de a poco, se acomoda.

*la entrevista fue fenomenal, pero un requisito indispensable para este trabajo era cantar: y bueno digamos que Silvina (yo) no distingue un dó de un ré y para colmo no tiene una voz muy agraciada.  Así que lo dicho.  En boca cerrada no entran moscas, ni trabajos.

despertar

Sabina despertó a las cinco de la mañana
ahora medio duerme en su capazo
mientras la luminosidad de la mañana empieza a hacerle cosquillas a los techos
y yo veo si escribo mientras tomo mate

el papi descansa

y yo disfruto

de mis sensaciones
de mis olores y de los ruiditos de mi niña
del cielo que se da a luz a sí mismo

del sueño de los días por venir

sueño mientras amanece y amanezco

volver a nacer

sentir nuevamente las cosquillas del viento en la nariz
(y estornudar)
despertar en la calma y estirar los brazos como si fuéramos masa para pizza

mirar fijamente aprendiendo de nuevo

volver a empezar

disfrutar de las simplezas de las cosas
y dejarnos mimar

Esperando no esperar

Miércoles.  Miércoles 23 de Mayo, 19:02
Esperando.  Con algunas contracciones interesantes.  Cada vez más rítmicas.  Pero todo puede pasar.  Puede pasar unas horas y puede pasar una semana.
Mañana tengo monitores. Te ponen un cinturón en el que oyen el corazón de la nena y miden la cantidad de contracciones que tienes.
Mañana me toca eso.  A ver qué me dicen.  Tal vez me dicen que las contracciones no son ni de cerca las  de verdad (probablemente) tal vez me dicen que me quede allí.
Mientras tanto y matizando las ganas pido, acepto y recibo mimos.
Sonrisas.
El tiempo que trascurre.

Sabina se mueve, riéndose seguro, de tanta espera y tantas ganas.

esperando en martes... en miércoles

20 de Mayo 2007

31 años
9 meses
39 semanas

Fiesta.

Fiesta.

Fiesta.

Fiesta de Cumple de Rodri

Te esperamos

te esperamos

con vértigo en el alma
con ganas de besarte
de decirte "niña loca"
de quererte
de guisarte

te esperamos

Domingo 6 de Mayo, primer domingo de Mayo Día de la Madre (primer día de la madre)

Rodrigo me despertó con tres Ferreros Rocher, el diario y el mate para que me distajera y no me levantara de la cama hasta que todo estuviera listo.  Luego, al rato, y mientras Sabina comenzaba su clase de aceleración y cambio de velocidades de por la mañana, llegó un Rodrigo abrazando una bandeja con zumo de naranja, plátano, zanahoria y un toque de perejil), fresas con azúcar, pan recién comprado y aún calentito, mantequilla holandesa y dulce de leche.  Un manjar para comerse a besos.

Desayuno mamita

Al mediodía fuimos a comer, como no podía ser de otra manera y en honor a la pequeña renacuajo carnívora que llevo dentro a un sitio llamado BeefPlace donde me pedí tremendo pedazo de solomillo que casi me hizo lagrimear para cuando se terminó.

El camino de regreso a casa fue la toma de consciencia de que en menos de un mes seremos tres caminando de regreso a casa (y no lo digo porque el lunes llege mi mamá) así que llegamos a casa soñando y divagando con la absoluta realidad de que en cualquier momento cogeremos el coche y nos iremos al Redondo de Maternidad de La Paz y no para ir a ver una pareja de amigos, sino para ir a conocer el futuro que se nos viene.

Gracias, Rodrigo.